Claves del efecto “pandemia” en los TCA

Acaba de publicarse el informe «Panorama de la Salud: Europa 2022», resultado de la colaboración entre la OCDE y la Comisión Europea para mejorar el conocimiento de los problemas en materia de salud a nivel de país y de la Unión Europea.

El informe constata lo que ya sabemos todos: que la pandemia ha tenido un impacto profundo en la salud mental y física de los jóvenes, cuyos años de formación se han visto marcados por la alteración de sus actividades educativas y sociales. El informe señala que en varios países europeos, como Bélgica, Estonia, Francia, Suecia y Noruega, la proporción de jóvenes con síntomas de depresión se duplicó durante la pandemia. Esa creciente demanda de apoyo a la salud mental, junto con las alteraciones en la prestación de asistencia durante la pandemia, puso en dificultades a unos servicios de salud mental que ya estaban al límite.

Alrededor del 50% de los jóvenes europeos declararon tener necesidades no cubiertas de atención de la salud mental en la primavera de 2021 y de nuevo en la primavera de 2022. Muchos países han puesto en marcha algunas medidas para proteger y atender la salud mental de los jóvenes, pero la magnitud del impacto exige la adopción de mayores medidas para garantizar que la pandemia no deje cicatrices permanentes en esta generación.

El informe también apunta que muchos jóvenes con afecciones específicas, como trastornos alimentarios, experimentaron un empeoramiento de sus síntomas. La pandemia -y en particular los periodos prolongados y repetidos de confinamiento- pueden haber exacerbado los trastornos alimentarios debido al aumento de la angustia mental, la alteración de las rutinas, la reducción del acceso a la atención y el tratamiento, y las restricciones a la actividad física. En algunos casos no sólo se apunta a un empeoramiento de los síntomas, sino también a un posible aumento de la incidencia de los trastornos alimentarios. A modo de ejemplo, el informe señala que en Bélgica, el porcentaje de jóvenes de 18 a 29 años con síntomas de TCA era casi un 40% mayor en marzo de 2021 que en 2018. Aunque la proporción de jóvenes con síntomas de trastorno alimentario ya había aumentado en los años previos a la pandemia, esta tendencia se aceleró.

En un estudio realizado por Samatán y Ruiz (2021), se observó que durante el confinamiento los adolescentes que padecían un TCA presentaban una mayor reactivación de sus síntomas tanto compulsivos, como restrictivos y afectivos, al igual que se ha manifestado un aumento de riesgo en conductas autolesivas y suicidios entre esta población.

Para personas que padecían en el momento del confinamiento un TCA, se ha detectado un incremento de los síntomas de ansiedad y depresión, vinculado a un bajo nivel de autocontrol. Este empeoramiento en los meses de aislamiento, está vinculado con una peor funcionamiento de las estrategias de adaptación de estos pacientes, y al impacto en el desarrollo psicosocial debido al cambio de rutinas y a la incapacidad para realizar sus actividad del día a día.

Según indica el colegio de psicólogos de Madrid, los principales factores que influyeron en el desarrollo de un TCA en personas con una determinada predisposición fueron los siguientes:

• Colapso del sistema sanitario como consecuencia de la pandemia que dificultó o impidió la atención a los nuevos casos de TCA (teniendo en cuenta que la detección precoz es esencial para el tratamiento de esta patología).
• Exceso de atención al estado físico y a la alimentación durante el confinamiento y pandemia: el malestar producido por una nueva situación de peligro, donde los cambios y la incertidumbre eran los protagonistas del escenario, hizo que estas personas utilizaran el control sobre el cuerpo y la comida como mecanismo de regulación emocional. Estos cambios tan pronunciados, han tenido consecuencias en el tipo de alimentación, debido al limitado acceso a los supermercados, así como un cambio en la calidad de los productos, y en ocasiones el consumo en exceso de alimentos.
• Uso de las redes sociales: como elemento distractor principal entre la población joven, que han sustituido las relaciones sociales por relaciones virtuales, la mayoría de las veces sin un control parental. Gran parte del contenido en las redes sociales giró en torno al ejercicio físico en casa y una buena alimentación que, junto con ideales de belleza inalcanzables, han provocado que esto se convierta en una obsesión en muchos adolescentes y jóvenes.
• Preocupación por la salud y sus prácticas por alcanzarla. Una perspectiva de salud global puede dar lugar a que cuidarse significa comer sano, y un uso exagerado y desadaptivo de esta interpretación puede dar lugar a la restricción, con la realización de dietas mal planificadas, lo que supone un factor precipitante para poder desarrollar un TCA.

El informe completo (en inglés): OECD/European Union (2022), Health at a Glance: Europe 2022: State of Health in the EU Cycle, OECD Publishing, Paris.

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