ELLA: la realidad de un TCA

Mario Sánchez Miguel (Zaragoza, 1991) empezó escribiendo microcuentos y otros relatos breves hasta que en 2020 publicó su primera novela «¿Esto también pasará?» en la que aborda la problemática de los trastornos alimentarios desde el prisma masculino, con el objetivo de arrojar algo de luz sobre esta realidad y tratar de ayudar a aquellas personas que se encuentren en una situación similar.

Siguiendo en ese mismo espíritu, Mario comparte ahora el poema «Ella», unos versos que expresan lo que siente una persona que padece TCA, pero también lo expuestos que estamos todos a sufrir un trastorno alimentario.

Os dejamos a continuación el poema y el comentario del autor.

Gracias, Mario 💚

 


 

«Ella»

 

Es un domingo tranquilo

pero me siento fuerte.

Decido, aunque bacilo

que voy a salir a verte.

Salto de la cama,

el corazón en llamas,

la música bien alta,

La de “Partiendo la pana”.

 

Salgo a la calle y nadie me mira.

A pesar del maquillaje paso desapercibida.

Poco más tarde dos chicas se fijan:

¿Dónde va esa ballena?

Se dicen entre risas.

 

Me quedo en el sitio.

Me falta el aire, respiro.

Me miro, sin ritmo.

Y de repente, frío.

 

Me obligo a continuar.

Pienso que no va conmigo

Pero, ¿a quién quiero engañar?

Si yo misma soy testigo

Del roce de mis muslos al caminar.

 

Promesas que nunca consigo.

Algo tiene que cambiar

Puede ser suficiente castigo

Apenas ensalada para cenar

 

Busco en la web

la rutina de ejercicios

y me emociono al ver

esos cuerpos de vicio.

Dos horas está bien,

al menos al inicio.

Ignoraba que estaba al borde del precipicio.

 

Hace ya un año

y a pesar de todo el daño,

el espejo me desborda

y sigo estando gorda.

 

Toda mi comida: una manzana al día

Pero siguen siendo demasiadas calorías.

Y es que ya no salgo con amigas

porque todo se celebra con comidas.

 

Cada mañana la misma batalla

Mi cuerpo pide ayuda

Mi cerebro lo calla.

Y en mi cabeza solo bombas de metralla

Porque ya no encuentro ropa,

Ni siquiera tengo talla.

Me quedo malrota

A ver cómo mi vida estalla.

 

Después de todo el ruido

Vuelve a girar la rueda

Lloro en silencio

Mi llanto no suena

Porque mi vida era chula

Antes de esta mierda.

 

Pienso despacio, llena de dudas

Si merece la pena esta vida de culpas.

 

Porque no sé ser feliz

Porque nadie me enseñó

Porque quisiera reír

Y no es más que un sueño

Porque mi cabeza va a mil

Porque no tengo freno

Porque prefiero morir

Que vivir este infierno.

 


Me llamo Mario y soy el autor de este poema. Entiendo que pueda sorprender que lo haya escrito desde un punto de vista femenino. Pero yo mismo también he pasado por un trastorno de la conducta alimentaria, y mi punto de vista ya lo sé de memoria. Cuando escribo me gusta meterme en la piel de diferentes personajes, y ver cómo se enfrentarían ellos a los problemas. En cualquier caso, como los TCA no entienden de género ni de edad, es probable que hagamos alguna otra publicación con diferentes protagonistas.

Con este poema intento expresar lo expuestos que estamos todos a sufrir un trastorno de la conducta alimentaria. Yo defino un trastorno de la conducta alimentaria como la respuesta fácil que ofrece nuestra cabeza a un problema mucho más grande que no podemos controlar. El detonante puede ser algo tan grave como la pérdida de un ser querido, o algo tan sencillo como un comentario mal dicho en un momento inadecuado de tu vida. 

En el poema quiero hacer hincapié en lo rápido que pasa la chica de tener una actitud feliz, fuerte y positiva ante la vida a hacerse tremendamente pequeña e insegura. Y son estas inseguridades las que hacen fuerte a un TCA. Intento expresar la lucha interna que tiene esta chica con su cabeza. Pensamientos sobre qué debe o no debe comer. Cuánto ejercicio debe hacer para sentirse bien consigo misma. Por qué no ve ningún progreso al mirarse en el espejo (tiene una visión distorsionada de la realidad). Un ir y venir de pensamientos agotador que la dejan sin energía física y mental. Hasta tal punto que llega a plantearse si merece la pena seguir viviendo una vida que no está disfrutando.

Con este poema quiero enseñar la realidad de una persona con TCA. Lo rápido que se puede caer hasta el fondo y lo lenta que puede ser en muchas ocasiones la recuperación. Pero esa es la buena noticia, existe recuperación.

He querido terminar el poema de manera trágica para llamar la atención más si cabe de lo seria que puede llegar a ser esta enfermedad. No debe tratarse en ningún momento como un berrinche de un niño que deja de comer para llamar la atención, sino que es necesaria ayuda profesional de manera inmediata.

No es lo primero que escribo sobre los trastornos alimentarios. Hace unos años publiqué una novela llamada «Esto también pasará», donde el título deja claro que esta enfermedad, por muy larga y dolorosa que sea, también se pasa. Volver a ser feliz está a un paso, el paso que tienes que dar para decidir acabar con ella.

 

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